El establecimiento del estanco en España procede del siglo XVII para las provincias de Castilla y León y se extiende a Aragón, Navarra, Baleares y Canarias a principios del siglo CVIII. En el siglo XIX la regulación del estanco la decidió el Real Decreto de 20 de febrero de 1844, por el que se promulgan las bases del arrendamiento de la venta de tabaco. El arrendamiento del estanco empezó en la segunda mitad del siglo XIX siendo el primer adjudicatario el marqués de Salamanca. Después de algunas dudas, la fórmula de arrendamiento vuelve con la ley de 22 de abril de 1887, adjudicándose a la Compañía Arrendataria de Tabacos. Desde ese momento los estancos tuvieron el Monopolio público de importación, producción, distribución y venta de tabaco, hasta el finés del siglo XX.